No existe una definición estricta de la alimentación viva. Se refiere al consumo de productos naturales, sin procesar. Además, hace hincapié en los alimentos procedentes del reino vegetal.
Este tipo de alimentación excluye los procesos de transformación, como el refinado del azúcar o de los cereales, o el tostado del café, así como la pasteurización de la nata o del zumo de fruta.
Los principales alimentos que forman parte de la alimentación viva son las frutas, las verduras, las algas, las semillas, los frutos oleaginosos y los alimentos fermentados.
A menudo se contrapone la alimentación viva a los productos ultraprocesados y a la comida basura, que aportan “calorías vacías” al organismo. Ya que estos productos tienen una calidad nutricional (vitaminas, minerales, etc.) muy baja.
Aquí están los alimentos que debes incluir en tu plato para iniciarte o seguir consumiendo productos de la alimentación viva. Encontrarás más información tras la lista para saber más sobre este tipo de alimentación.
1. Frutas y verduras frescas

Se hace hincapié en las frutas y verduras frescas, de temporada y ecológicas. Se alternan los colores de las verduras en el plato para variar los aportes de micronutrientes.
Por ejemplo, las espinacas son ricas en vitamina K y en hierro. La zanahoria en vitamina A y C. En verano se pueden consumir bayas rojas ricas en antioxidantes.
Cómo consumirlos : se consumen lo más rápido posible tras su recolección o su compra para aprovechar sus virtudes. El extractor de zumos permite conservar al máximo sus vitaminas y minerales. Conviene privilegiar las cocciones suaves a baja temperatura, como al vapor. Se puede optar por frutas desecadas como los dátiles o los albaricoques.
2. Semillas y frutos secos

¡Existe una amplia gama de semillas y frutos oleaginosos!
- Las semillas de chía contienen mucha fibra.
- Las semillas de lino están concentradas en ácidos grasos esenciales, al igual que las semillas de cáñamo.
- Las nueces de Brasil están concentradas en selenio.
- Las avellanas son una fuente de fibra y de vitamina E.
Cómo consumirlos : se pueden incluir semillas de girasol, sésamo, piñones, nueces, almendras, pero también pistachos en numerosos platos. El pistacho combina muy bien con las frutas rojas como la fresa. Mientras que las semillas de calabaza y de girasol se espolvorean fácilmente sobre las ensaladas.
3. Algas

¡En Francia existen nada menos que 800 variedades de algas! Tienen indudables cualidades nutricionales. Presentan niveles interesantes de vitaminas, minerales y fibra.
El wakamé es muy rico en proteínas. El nori también es rico en proteínas vegetales y bien dotado en vitamina B12.
Cómo consumirlas : se pueden rehidratar las algas secas en agua y sazonarlas para consumirlas en ensalada. Se desalzan las algas frescas en agua antes de prepararlas. Se puede comenzar con una pequeña cantidad para acostumbrarse a su sabor yodado.
4. Semillas germinadas

Es posible hacer germinar semillas de cereales como el trigo o la cebada, pero también plantas como la alfalfa (alfalfa), o oleaginosas.
Tan frescas como crujientes al morder, están repletas de vitaminas y minerales.
Cómo consumirlas : se pueden añadir en una ensalada, sobre una sopa de verduras tibia o fría, en un sándwich. Es posible hacer germinar en casa respetando algunas precauciones. Si no, se pueden comprar en la mayoría de las tiendas ecológicas.
5. Alimentos lactofermentados

La lactofermentación es una forma de consumo de alimentos muy antigua. Permite mejorar la calidad nutricional de los alimentos aumentando el número de bacterias lácticas de los alimentos.
Al consumirlas ingerimos probióticos, las bacterias beneficiosas para nuestra flora intestinal.
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Cómo consumirlos : el chucrut es la verdura lactofermentada por excelencia. Pero también se pueden lactofermentar zanahorias o pepinos, por ejemplo. El kéfir de leche o de fruta es una bebida fermentada que estimula el microbiota intestinal. El rejuvelac es una bebida fermentada elaborada a partir de semillas germinadas.
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La alimentación viva, ¿cuáles son sus ventajas y sus inconvenientes?
La alimentación viva debe incorporarse en el marco de una dieta alimentaria diversificada y variada.
No se trata aquí de consumir únicamente alimentos crudos (crudivorismo). Este tipo de régimen puede conducir a carencias y a intoxicaciones alimentarias.
En el sitio del PNNS (Programme National Nutrition Santé) se encuentran recomendaciones nutricionales.
El consumo de frutas y verduras está recomendado, tanto crudas como cocidas. Pero las legumbres secas también son valoradas por su contenido en fibra. Al igual que los alimentos ricos en almidón.
Las frutas y verduras crudas contienen generalmente más vitaminas, minerales y oligoelementos que sus homólogas cocidas.
Por ejemplo, la cantidad de vitamina C es menor en el brócoli crudo que en el cocido, como destaca este estudio.
Sin embargo, existen excepciones. Este estudio mostró que la cantidad de licopeno (un compuesto antioxidante) era mayor en los tomates tratados con calor que en los crudos.
La cocción cumple una función de saneamiento porque elimina las bacterias de los alimentos.
Por último, no todos somos iguales frente a la digestión de las frutas y verduras crudas y su cocción puede permitir que sus fibras sean más fáciles de digerir.
Limitar el consumo de productos ultraprocesados y de bajo aporte nutricional es una de las ventajas de privilegiar la alimentación viva.
Otra recomendación, reducir el consumo de azúcar blanco y privilegiar alternativas como la miel.
Para los aceites, apuesta por aceites ecológicos, de primera presión en frío.
En conclusión, se procura equilibrar la alimentación para no tener carencias y alcanzar las recomendaciones de salud pública. Se adopta una alimentación diversificada invitando en el plato ‘alimentos vivos’.

