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¿Cada invierno te lo contagias todo? ¿Te sientes cansado más rápido y dudas delante del pasillo de los complementos alimenticios de la marca Supersmart? ¡Esta guía es para ti!
Un complemento alimenticio no es un medicamento. Aporta nutrientes o sustancias que tienen un efecto nutricional o fisiológico, para completar una alimentación normal.
En invierno, el objetivo más habitual consiste en apoyar las defensas, compensar la falta de sol, ayudar a mantener una energía regular y a veces mejorar la calidad del sueño.
La eficacia depende de la calidad del producto, de la dosis, pero también de tu rutina de vida. Un buen complemento sin un sueño correcto ni una alimentación equilibrada es como un paraguas agujereado: ¡protege mal!
1. Los fundamentos del invierno
La vitamina D
La vitamina D es la base en invierno. Entre octubre y marzo, la luz solar a menudo no es suficiente para fabricar la cantidad necesaria. La vitamina D sostiene la inmunidad y el hueso, pero también el tono.
La mayoría de los adultos buscan una ingesta diaria moderada y regular, generalmente entre 800 y 1000 UI al día, según el criterio de su médico y sus análisis. Las formas D3 son las más utilizadas. Lo ideal es controlar la vitamina D una vez al año para ajustarla.
Cuando se pasa poco tiempo al aire libre, la diferencia se nota al cabo de algunas semanas de toma: menos bajones y un sueño a menudo más estable.
El zinc
El zinc desempeña un papel importante en la respuesta inmunitaria y en la reparación de los tejidos. Es útil si tu alimentación en productos del mar, vísceras, legumbres y semillas es irregular.
Se dan prioridad a las curas cortas, por ejemplo de cuatro a ocho semanas al inicio de la temporada de frío. Atención a las dosis acumuladas si ya tomas un multivitamínico: demasiado zinc puede dificultar la absorción del cobre y desequilibrar el intestino.
Los probióticos
Los probióticos pueden interesar a quienes encadenan resfriados y digestiones delicadas. La idea no es cambiarlo todo en una semana, sino apoyar la flora intestinal que dialoga con la inmunidad.
Elige un producto con cepas identificadas y una cantidad claramente indicada. Una toma diaria durante uno a tres meses, asociada con fibra en el plato, suele dar los mejores resultados. Si tienes un aparato digestivo sensible, empieza con dosis bajas y observa.
Los omega-3
Los omega‑3 de tipo EPA y DHA ayudan a modular la inflamación y sostienen la membrana de las células. En invierno, cuando la alimentación se vuelve más rica y a veces más desequilibrada, son un buen contrapeso.
Las personas que casi no comen pescado azul pueden considerar un aporte, ya sea a través de la alimentación o con un complemento de aceite de pescado purificado o de algas como opción vegetal. La regularidad cuenta más que los picos.
El magnesio
El magnesio no es directamente un antirresfriado, pero ayuda a gestionar mejor el estrés y a estabilizar el sueño.
Dos elementos clave, porque un organismo tenso se recupera mal y se expone más. Existen formas bien toleradas, como bisglicinato o citrato, que se deben tomar preferentemente por la noche. A menudo notarás una relajación muscular y menos microdespertares.
2. Plantas y extractos útiles en temporada invernal
La equinácea vuelve a menudo en las conversaciones de invierno. Puede ayudar a reducir la frecuencia de los episodios en ciertos perfiles si se empieza pronto y se toma en curas. Los resultados varían de una persona a otra, de ahí el interés de probar durante una temporada.
El saúco y el propóleo se utilizan más bien desde los primeros signos para el confort respiratorio.
El ginseng o el eleuterococo pueden ayudar al tono de las personas exhaustas, pero se evitan en caso de hipertensión no controlada.
Las plantas no son anodinas, pida consejo a su médico si ya está siguiendo un tratamiento.
3. Elegir sin equivocarse
Parta de su necesidad principal. Si le falta sol y energía, empiece por la vitamina D.
Si encadenas pequeños episodios ORL y tu barriga es caprichosa, añade probióticos en una rutina discreta y luego mira si una cura de zinc te conviene.
Si tienes el estado de ánimo en montaña rusa y el sueño entrecortado, el magnesio se convierte en un aliado lógico.
Evita las fórmulas comodín que lo prometen todo a la vez, a menudo te hacen pagar por dosis demasiado bajas. Prioriza marcas que publiquen la forma química utilizada, la dosis por toma y certificados de calidad. Un pack sencillo siempre te ayudará a hacer la criba: menos promesas, más transparencia.
4. Alimentación e higiene de vida, el combo que lo cambia todo
Los complementos funcionan mejor sobre un terreno bien cuidado. En invierno, apunta a comidas sencillas que aporten vegetales en cada plato, legumbres de forma regular, dos frutas al día y pescados grasos una o dos veces por semana.
Hidrátate lo suficiente incluso cuando hace frío, porque la deshidratación de baja intensidad fatiga la inmunidad.
Haz marcha rápida diaria de veinte a treinta minutos, a la luz del día si es posible. Activarás tu reloj interno y dormirás mejor.
Un dormitorio a 18 o 19 grados, aireado diez minutos por la mañana, reduce los despertares sudorosos y las mucosas secas. Sinceramente, ¡estos pequeños gestos hacen tanto como las cápsulas!
5. No confundir multivitamínicos y curas dirigidas
Multivitaminas reforzadas y curas específicas no tienen el mismo objetivo. Un multivitamínico puede cubrir pequeñas carencias, pero no alcanza las dosis útiles para una acción precisa, por ejemplo sobre la vitamina D.
No confundas tampoco prevención y tratamiento. Si estás realmente enfermo, consulta a un médico, porque nunca se sustituye un consejo médico por una infusión.
Por último, natural no significa sin riesgo. Embarazo, lactancia, enfermedades crónicas y tratamientos anticoagulantes requieren el consejo de un profesional sanitario antes de empezar cualquier cura.
6. Método en 3 etapas
Muchas de las personas que nos leen terminan adoptando un trío muy sencillo :
- Una vitamina D diaria ajustada a la necesidad real
- Una rutina de probióticos durante los tres meses más fríos, con un pequeño balance de las sensaciones cada cuatro semanas
- Magnesio por la noche durante los periodos de estrés o de horarios cargados
Al cabo de dos inviernos, se puede reducir el número de episodios, pero sobre todo ganar en recuperación. El método es básico. Una necesidad, un producto, una duración, luego se mide el efecto antes de añadir otra cosa.
Lo que debes recordar
En invierno, empiece por la vitamina D y observe cómo evoluciona su estado. Añada si es necesario zinc en cura corta y probióticos bien elegidos, sobre todo si es propenso a los resfriados repetidos.
Ácidos grasos omega‑3 si come poco pescado azul. El magnesio le ayuda a aguantar el ritmo manteniendo un sueño más estable. Las plantas pueden completar, pero no sustituir el resto.
Los pilares siguen siendo su estilo de vida, la luz del día, un sueño regular y un plato sencillo y equilibrado.

