Primero, un pequeño recordatorio sobre la digestión, que corresponde a la transformación de los alimentos en nutrientes. Para lograrlo, el bolo alimenticio debe pasar por varias etapas, desde la boca hasta el cólon.
Empezando por la masticación: los dientes trituran los alimentos y la amilasa contenida en la saliva inicia la digestión química. Luego, el paso por el esófago dura unos segundos.
Después, llega al estómago, donde la presencia de ácido clorhídrico y de enzimas comienza la degradación de las proteínas y de los lípidos.
Seguimos con el paso por la primera parte del intestino delgado: el duodeno. La presencia de jugo pancreático e intestinal descompone los nutrientes, y la bilis favorece la absorción de las grasas. A continuación avanzamos a lo largo de todo el intestino delgado, donde el resto de los nutrientes es absorbido por la pared intestinal.
Les contractions intestinales facilitent l’avancée du bol alimentaire dans le côlon (le gros intestin), qui ne contient plus que des nutriments non assimilables, des fibres et des résidus, amenés vers l’anus pour évacuation.
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En promedio, ¿cuánto tiempo se necesita para digerir?
Las oficinas en la empresa suelen estar silenciosas las horas que siguen a la comida. Y a menudo se culpa al proceso de digestión, como si este durara 3 horas.
¿Te suena? Sin embargo, este ciclo tarda mucho más. Se estima que hacen falta unas 24 horas de media para digerir por completo la comida.
Este tiempo también puede alargarse para las comidas más pesadas y alcanzar 72 horas en algunos casos.
Mientras que el paso por el esófago solo dura unos segundos, el resto del recorrido es más lento:
- aproximadamente 4 horas en el estómago
- 6 horas de media en el intestino delgado
- 7-8 horas para el cólon
- aproximadamente 6 horas en el recto
Entre una digestión de 24 horas y una de 72 horas hay una gran diferencia. Esta diferencia se explica por varios factores que pueden influir en el avance del bolo alimenticio.

¿Qué factores influyen en el tiempo de digestión?
La naturaleza de los alimentos
No, su ensalada verde y su entrecot no se van a asimilar y digerir al mismo tiempo. Precisamente porque todos los alimentos no tienen la misma velocidad de digestión, se desaconseja comer ciertos platos pesados por la noche.
Es en el estómago donde los alimentos se diferencian más por su tiempo de digestión.
Los zumos de frutas y verduras, y en general los alimentos en forma líquida, son muy fáciles de digerir, lo que también explica que no aporten una gran sensación de saciedad a largo plazo.
¿Por qué? No pasan por todo el proceso de digestión: no hay masticación, los nutrientes ya están triturados, lo que facilita el trabajo. Por tanto, no se necesitan más de 20 minutos para la digestión en el estómago!
Para las frutas y verduras enteras, el tiempo es un poco más largo y dura de media 1 hora. Porque, a menos que se frían y se cubran de salsa, contienen mucha agua, pero pocas proteínas y lípidos.
Para los cereales integrales y las legumbres secas, su riqueza en nutrientes junto con la presencia de fibra permite una digestión gástrica de aproximadamente 1 hora y 30 minutos.
Los cereales refinados, por su parte, se digieren más rápidamente ya que necesitan aproximadamente 1 hora.
Los frutos oleaginosos como las almendras, nueces, avellanas, etc., tienen una digestión gástrica de varias horas – 3 horas de media – debido a su riqueza en ácidos grasos.
En cuanto a los pescados y carnes, todo depende de su composición. Las carnes magras y los pescados blancos se digieren en menos de 2 horas.
Mientras que las carnes y pescados grasos son los últimos en cruzar la línea de llegada que conduce del estómago al duodeno, el píloro. Su tiempo de digestión gástrica puede alcanzar más de 4 horas.
¿Otro enemigo de la digestión rápida? El alcohol. Su presencia exige un trabajo importante del sistema digestivo, sobre todo cuando el alcohol es fuerte.
En resumen, las fibras favorecen las contracciones musculares, lo que llamamos peristaltismo. Y favorecen una digestión rápida, mientras que las grasas cocinadas ralentizan el proceso. Todo consiste en encontrar el equilibrio adecuado entre ambos.
La riqueza de la comida
Si comes de forma frugal y poco abundante, tu sistema intestinal tiene poco trabajo que hacer.
Al contrario, si sales de una gran comida familiar o de un plato frente al televisor bien lleno, hay más probabilidades de que tu digestión sea larga: la trituración requiere más esfuerzo, y las enzimas digestivas tienen muchos nutrientes que descomponer.

La actividad física
Una buena motilidad intestinal es un factor esencial para una buena digestión y ayuda a acelerarla.
Además, la actividad física permite estimular la circulación sanguínea y las contracciones de los músculos intestinales. ¿Resultado? El bolo alimenticio avanza más rápidamente evitando el endurecimiento de las heces.
Las personas que se mueven regularmente suelen tener menos problemas digestivos que las personas sedentarias.
La hidratación
Una buena hidratación facilita el tránsito intestinal y evita los problemas de estreñimiento. ¡No olvide, por tanto, beber como mínimo 1,5 L de agua al día para asegurar una buena digestión!
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