Infección por Helicobacter pylori: complementos alimenticios más eficaces

Helicobacter pylori es una bacteria gramnegativa en forma de espiral que coloniza principalmente la mucosa gástrica humana. Descubierta en 1983 por Warren y Marshall, esta bacteria se asocia principalmente con gastritis crónica, úlcera gástrica y duodenal, así como con ciertas formas de cáncer gástrico. H. pylori es la única bacteria conocida capaz de sobrevivir en el ambiente muy ácido del estómago, gracias a la producción de ureasa que neutraliza la acidez gástrica. Su forma helicoidal y sus flagelos le permiten desplazarse en el moco gástrico y adherirse a la mucosa estomacal. Una vez establecida, segrega toxinas que dañan las células epiteliales del estómago, favoreciendo la inflamación y la aparición de lesiones.

Epidemiología

La infección por H. pylori se contrae principalmente en los primeros años de vida y a menudo persiste indefinidamente si no se trata. La prevalencia de la infección varía según las regiones del mundo, con una incidencia mayor en las personas mayores y en aquellas que han crecido en condiciones socioeconómicas desfavorables. Al menos el 50 % de la población mundial está infectada por H. pylori.

Síntomas

La infección por H. pylori puede ser asintomática, pero cuando presenta síntomas, se manifiesta por dolor epigástrico, náuseas, pérdida de apetito y sensación de hinchazón. La infección puede provocar una deficiencia de vitamina B12. Esto se explica porque la bacteria altera la absorción de nutrientes en el estómago. También existe una relación entre H. pylori y ciertas patologías no digestivas, como enfermedades autoinmunes (lupus, psoriasis) y condiciones inflamatorias crónicas o incluso neurodegenerativas.

Diagnóstico

El diagnóstico de la infección por H. pylori puede establecerse mediante métodos invasivos y no invasivos: • Pruebas invasivas: biopsias gástricas obtenidas durante una gastroduodenoscopia para pruebas rápidas de ureasa y exámenes histológicos. • Pruebas no invasivas: detección de anticuerpos específicos en suero, pruebas de aliento con urea marcada y pruebas de antígenos en heces.

Complicaciones

Las principales complicaciones de la infección por H. pylori incluyen: • Úlceras: La bacteria es una causa importante de las úlceras duodenales y gástricas, al estimular la secreción de ácido gástrico. • Cáncer gástrico: La infección crónica por H. pylori es un factor de riesgo establecido para el desarrollo del cáncer de estómago. • Linfoma MALT: La infección también se asocia a una forma específica de linfoma gástrico que puede remitir tras la erradicación de la bacteria.

Tratamiento

Los tratamientos de la infección por H. pylori se basan principalmente en el uso de antibióticos combinados con inhibidores de la bomba de protones (IBP) para reducir la acidez gástrica, lo que aumenta la eficacia de los antibióticos. La terapia triple es el tratamiento de primera línea más utilizado. Consiste en la asociación de dos antibióticos y un IBP: • IBP: Omeprazol, lansoprazol, pantoprazol, rabeprazol o esomeprazol. • Antibióticos: Amoxicilina y claritromicina, o metronidazol en pacientes alérgicos a la penicilina. En caso de resistencia alta a la claritromicina (≥20%) o fracaso de la terapia triple, puede utilizarse una terapia cuádruple: • IBP: Como se indicó arriba. • Bismuto: Preparados de bismuto. • Antibióticos: Tetraciclina y metronidazol. Surg en nuevas soluciones, como el uso de probióticos, en particular Lactobacillus reuteri DSMZ17648, que actúa reduciendo la carga bacteriana en el estómago y facilita la eliminación de H. pylori, sin afectar al microbiota intestinal. La prevención de la infección por H. pylori pasa por medidas de higiene estrictas, como el lavado de manos, el consumo de agua limpia y la limpieza rigurosa de los alimentos.