Hipertensión arterial: complementos alimenticios más eficaces

La hipertensión arterial es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una elevación persistente de la presión arterial. Esta presión se mide en milímetros de mercurio (mmHg), con dos valores: la presión sistólica (cuando el corazón se contrae) y la presión diastólica (cuando el corazón está en reposo). Los valores clínicos adoptados son una presión arterial sistólica (PAS) mayor o igual a 140 mmHg y/o una presión arterial diastólica (PAD) mayor o igual a 90 mmHg. La hipertensión es una de las enfermedades crónicas más frecuentes. Afecta a aproximadamente un tercio de los adultos, y su incidencia aumenta con la edad. En las personas mayores de 65 años, el 65 % está afectado. En Francia, unas 11 millones de personas reciben tratamiento por hipertensión, pero solo la mitad alcanzan los objetivos de presión arterial recomendados.

Síntomas y Complicaciones

La hipertensión puede desarrollarse sin ningún síntoma aparente durante años. Sin embargo, en fases avanzadas puede causar dolores de cabeza, mareos, zumbidos en los oídos o visión borrosa. Si no se trata, la hipertensión aumenta considerablemente el riesgo de complicaciones graves tales como: • Accidentes cerebrovasculares (ACV) • Infarto de miocardio • Insuficiencia cardíaca • Insuficiencia renal

Factores de riesgo

La hipertensión arterial puede deberse a diversos factores. Algunos no son modificables, como la edad, los antecedentes familiares y el sexo (afecta más a los hombres). En cambio, factores como la obesidad, el sedentarismo, una alimentación rica en sal, el tabaquismo, el exceso de alcohol y una baja ingesta de potasio pueden modificarse mediante cambios en el estilo de vida. Las condiciones médicas subyacentes, como la diabetes y la insuficiencia renal, también aumentan el riesgo de desarrollar hipertensión.

Diagnóstico

El diagnóstico de la hipertensión se basa en mediciones repetidas de la presión arterial en varias ocasiones y en diferentes circunstancias, para evitar variaciones temporales relacionadas con el estrés u otros factores. Se aconseja usar un brazalete y un aparato electrónico para medir la presión arterial en casa. También se pueden realizar mediciones ambulatorias de 24 horas para confirmar el diagnóstico.

Tratamiento

Las primeras medidas incluyen cambios en el estilo de vida, tales como la reducción del consumo de sal (menos de 6 g/día), la pérdida de peso, el aumento de la actividad física, una alimentación rica en frutas y verduras, la reducción del consumo de alcohol y dejar de fumar. Si las modificaciones del estilo de vida no son suficientes para controlar la hipertensión, es necesario un tratamiento farmacológico. Las principales clases de medicamentos utilizadas son: • Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IEC) • Antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA II) • Inhibidores de los canales de calcio (Inca) • Diuréticos tiazídicos A menudo se prefieren asociaciones de fármacos para mejorar la eficacia y reducir los efectos secundarios.

Prevención

La prevención de la hipertensión se basa principalmente en las mismas medidas higiénico-dietéticas recomendadas para su manejo: • Reducción de la ingesta de sal • Mantener un peso saludable • Practicar actividad física de forma regular • Consumo moderado de alcohol • Dejar de fumar • Alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras y baja en grasas saturadas.