Equilibrio tiroideo: suplementos alimenticios más eficaces
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La tiroides, una glándula con forma de mariposa situada en la base del cuello, produce dos hormonas principales : T3 (triyodotironina) y T4 (tiroxina). Estas hormonas son esenciales para el funcionamiento general del cuerpo. Su síntesis depende de la disponibilidad de yodo, del aminoácido tirosina, y de varios cofactores enzimáticos como el selenio y el zinc.
Las hormonas tiroideas desempeñan un papel fundamental en la regulación del metabolismo. La T3, la forma activa, interviene en :
• La termogénesis : aumento de la producción de calor corporal a través de las mitocondrias.
• El metabolismo energético : estimulación de la glucólisis y de la lipólisis, favoreciendo la producción de energía.
• El crecimiento : regulación del desarrollo óseo y cerebral, en particular durante la infancia.
• La función cardiovascular : aumento de la frecuencia cardíaca y del flujo sanguíneo.
• El sistema nervioso : optimización de la memoria, de la concentración y de los reflejos.
El delicado equilibrio de las hormonas tiroideas
La regulación de las hormonas tiroideas se basa en un sistema de retroalimentación que implica al hipotálamo, la hipófisis y la propia tiroides. Este mecanismo garantiza que los niveles de T3 (triyodotironina) y de T4 (tiroxina) en la sangre se mantengan dentro de límites óptimos para responder a las necesidades del organismo. El hipotálamo detecta las necesidades hormonales y libera la TRH (hormona liberadora de tirotropina), que estimula la hipófisis. Esta, en respuesta, produce la TSH (hormona estimulante de la tiroides), una hormona clave que actúa directamente sobre la tiroides. Bajo el efecto de la TSH, la tiroides sintetiza y libera T4, una hormona principalmente inactiva, y T3, su forma activa. La mayor parte de la T4 se convierte en T3 en los tejidos periféricos, especialmente en el hígado y los riñones, gracias a enzimas llamadas desiodasas. La T3 es responsable de los principales efectos biológicos de las hormonas tiroideas, mientras que la T4 actúa como un reservorio circulante.Importancia de una alimentación adecuada
Para mantener una tiroides sana, es esencial conocer los factores de riesgo que pueden inhibir su función y los nutrientes que apoyan su equilibrio. Entre los inhibidores se encuentran el estrés, las infecciones, los traumatismos, así como la exposición a fluoruros, bromuros, pesticidas y metales pesados. Algunas enfermedades como la enfermedad celíaca también pueden alterar su funcionamiento. En cambio, ciertos nutrientes específicos desempeñan un papel clave en el apoyo a la tiroides : el yodo, el hierro, el zinc, el selenio, el magnesio, la tirosina y vitaminas como A, B2, B3, B6, C, D y E. Estos elementos favorecen la producción de T4 y su conversión en T3, garantizando una regulación óptima de la energía y del metabolismo.
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