Equilibrio ácido-base: los complementos alimenticios más eficaces
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El cuerpo humano está dotado de sistemas sofisticados que mantienen el pH sanguíneo en un rango extremadamente estrecho, entre 7,35 y 7,45. Este mantenimiento es esencial para la supervivencia, ya que ligeras variaciones pueden alterar gravemente las funciones celulares. Varios mecanismos están implicados para garantizar este equilibrio:
• Los tampones químicos : El sistema bicarbonato es el principal tampón en la sangre. Neutraliza las variaciones de pH al captar o liberar iones hidrógeno (H⁺).
• Los pulmones : Eliminan los ácidos volátiles, principalmente el dióxido de carbono (CO₂), que se convierte en ácido carbónico en la sangre. Una respiración aumentada expulsa más CO₂, elevando así el pH.
• Los riñones : Estos órganos regulan los ácidos fijos (no volátiles) al reabsorber bicarbonato y excretar iones H⁺ en la orina. El pH urinario es, por tanto, una medida dinámica que refleja el esfuerzo de los riñones por mantener el equilibrio, pero no refleja necesariamente el pH sanguíneo.
El pH urinario y el equilibrio ácido-base
El cuerpo humano está constituido por varios compartimentos fisiológicos, cada uno con un pH específico, adaptado a sus funciones biológicas. Estos compartimentos incluyen principalmente la sangre, los fluidos intersticiales, las células y los líquidos digestivos. El pH de la sangre, mantenido en un intervalo estrecho de 7,35 a 7,45, es el más estrechamente regulado porque una variación, incluso leve, puede perturbar las funciones enzimáticas y provocar disfunciones graves. En cambio, otros compartimentos, como la orina o los líquidos gástricos, presentan pH mucho más variables en función de su papel. La orina, por ejemplo, tiene un pH que puede oscilar entre 4,5 y 8, según las necesidades de excreción de ácidos o bases por parte de los riñones. Este pH fluctuante refleja más la capacidad del cuerpo para regular su equilibrio ácido-base que lo que indica directamente el estado del pH sanguíneo. Del mismo modo, los fluidos gástricos tienen un pH muy ácido, comprendido entre 1,5 y 3, necesario para la digestión de los alimentos y la protección frente a patógenos. En cambio, el pH intracelular, ligeramente ácido, está en promedio alrededor de 7,2, lo que permite a las células mantener sus actividades metabólicas. Esta compartimentación del pH es esencial para optimizar las funciones específicas de los órganos al tiempo que minimiza las posibles perturbaciones entre los sistemas. Por ejemplo, el sistema tampón bicarbonato en la sangre actúa para neutralizar las fluctuaciones de pH relacionadas con la respiración o el metabolismo, sin interferir con las condiciones ácidas necesarias para la digestión en el estómago. Contrariamente a una idea extendida, el pH urinario no es un indicador directo del pH sanguíneo. Varía considerablemente en función de la alimentación, la actividad física y las necesidades de regulación del organismo. Un pH urinario ácido es a menudo consecuencia de una excreción de ácidos metabólicos excedentes para mantener la homeostasis sanguínea. Medir regularmente el pH urinario puede, sin embargo, dar pistas sobre las tendencias globales del metabolismo ácido-base.Acidosis: ¿realidad o exageración?
La idea de que la alimentación moderna provoca una acidificación crónica de la sangre es simplista e inexacta. El cuerpo dispone de mecanismos robustos para prevenir una acidosis metabólica. Sin embargo, una dieta rica en alimentos acidificantes puede aumentar la carga ácida que deben gestionar los riñones, lo que podría contribuir a largo plazo a desequilibrios minerales o a problemas como la osteoporosis. Existen tres grandes causas de acidificación que merecen atención particular. En primer lugar, la alimentación juega un papel importante en la acidificación. Los alimentos ricos en proteínas animales, como la carne, y las bebidas acidificantes como el alcohol, el vino o el café, producen residuos ácidos tras su metabolismo. Estos ácidos deben ser tamponados por los sistemas de regulación, principalmente los riñones, para mantener el equilibrio ácido-base. Un consumo excesivo de estos alimentos, combinado con una ingesta insuficiente de alimentos alcalinizantes como frutas y verduras, puede acentuar la carga ácida. A continuación, el estrés constituye otra fuente importante de acidez. Durante periodos de tensión, los músculos producen ácidos metabólicos como el ácido láctico o sulfúrico. Estas sustancias, cuando no se eliminan eficazmente, se acumulan en los tejidos, exacerbando la sensación de fatiga o dolor. Esta situación solicita a los riñones para eliminar el exceso de ácido por la orina, frecuentemente observado por un pH urinario bajo. Finalmente, las infecciones también pueden provocar una acidificación transitoria. Cuando se desarrolla una infección, el metabolismo celular e inmunológico se acelera, produciendo más residuos ácidos. Este fenómeno puede preceder a los síntomas clásicos de una enfermedad infecciosa como la gripe o una bronquitis, donde la acidosis transitoria refleja la lucha del organismo por restablecer el equilibrio.Alimentación y equilibrio ácido-base
Los alimentos no se clasifican según su sabor (ácido o básico) sino según el residuo metabólico que dejan tras la digestión: • Alimentos acidificantes : Carnes rojas, quesos, cereales refinados, azúcar y alcohol. • Alimentos alcalinizantes : Frutas, verduras verdes, almendras y aguas ricas en bicarbonatos. • Paradoja de los cítricos : Aunque su sabor sea ácido, frutas como el limón dejan un residuo alcalino en el organismo tras su metabolización.Soluciones prácticas
Un desequilibrio ácido-base puede tener repercusiones significativas en la salud. Cuando la acidez domina, incluso de manera localizada, puede favorecer inflamaciones crónicas, dolores articulares o musculares, y una disminución de la densidad mineral ósea. Este desequilibrio también puede perjudicar la eficacia de las enzimas y los procesos metabólicos, ralentizando así la recuperación tras un esfuerzo o aumentando la fatiga. En el ámbito alimentario, integrar más alimentos alcalinizantes, como frutas y verduras frescas, los frutos oleaginosos y las aguas minerales ricas en bicarbonatos, permite reducir la carga ácida. Estos alimentos proporcionan las bases necesarias para tamponar los ácidos derivados del consumo de proteínas animales o de azúcares refinados.El ejercicio físico moderado y regular también es crucial. Al estimular la circulación sanguínea y linfática, ayuda a eliminar los ácidos acumulados y a fortalecer los sistemas tampón del cuerpo. La actividad física, combinada con una buena hidratación, apoya a los riñones en su función de eliminación de los residuos ácidos por la orina. Finalmente, prácticas de relajación o meditación pueden reducir la acidez relacionada con el estrés y contribuir a una sensación general de bienestar.# Acidosis
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