Enfermedad hemorrágica: complementos alimenticios más eficaces

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Una enfermedad hemorrágica se refiere a un conjunto de trastornos caracterizados por una tendencia excesiva a sangrar, debida a anomalías de la coagulación sanguínea. Estas enfermedades pueden ser congénitas (presentes desde el nacimiento) o adquiridas a lo largo de la vida. Generalmente resultan de deficiencias en los factores de coagulación, en las plaquetas, o de anomalías vasculares que impiden una hemostasia normal (el proceso por el cual el cuerpo detiene el sangrado).

Síntomas

Los síntomas de las enfermedades hemorrágicas varían según la naturaleza y la gravedad del trastorno. Pueden incluir: • Moretones fáciles: Suelen aparecer hematomas con frecuencia tras traumatismos menores. • Sangrados prolongados: Tras un corte, una intervención quirúrgica o una extracción dental. • Hemorragias internas: Especialmente a nivel de las articulaciones (hemartrosis), los músculos o los órganos internos, frecuentemente observadas en condiciones severas como la hemofilia. • Petequias: Pequeñas manchas rojas o púrpuras en la piel, que indican sangrados subcutáneos. • Epistaxis: Hemorragias nasales frecuentes y prolongadas. • Menorragias: Reglas abundantes en las mujeres.

Etiologías

Las enfermedades hemorrágicas pueden tener diferentes orígenes. Algunas son causadas por déficits en factores de coagulación, como la hemofilia A y B, que se deben a una carencia del factor VIII o IX, provocando hemorragias severas. La enfermedad de von Willebrand, que afecta la capacidad de las plaquetas para adherirse, es otra causa frecuente. Otros trastornos, como la trombastenia de Glanzmann y el síndrome de Bernard-Soulier, están relacionados con anomalías de las propias plaquetas, dificultando su agregación o adhesión. Trastornos adquiridos, como la coagulación intravascular diseminada (CID), pueden aparecer en situaciones graves (infecciones, cánceres, traumatismos) y provocan coágulos que agotan los factores de coagulación, provocando hemorragias. El púrpura trombocitopénico inmunológico (PTI), en el que el sistema inmunitario destruye las plaquetas, y el púrpura trombótico trombocitopénico (PTT), que provoca la formación de coágulos y la destrucción de las células sanguíneas, son también causas frecuentes de enfermedades hemorrágicas.Deficiencias de vitamina K, a menudo debidas a una mala absorción o al uso de antivitaminas K, afectan a los factores de coagulación dependientes de esta vitamina y aumentan el riesgo de sangrado. Por último, las enfermedades hepáticas, como la cirrosis, pueden reducir la producción de factores de coagulación, y algunas enfermedades autoinmunes, como el lupus, pueden provocar la formación de inhibidores que bloquean los factores de coagulación.

Tratamiento

El manejo de las enfermedades hemorrágicas depende del tipo específico de enfermedad, de la gravedad de los síntomas y del origen subyacente de los trastornos de la coagulación: • Anomalías plaquetarias constitucionales: Para estas enfermedades, el tratamiento se basa generalmente en la prevención de las hemorragias mediante transfusiones de plaquetas en caso de sangrados importantes o durante procedimientos quirúrgicos. También es importante vigilar y tratar las anemias ferropénicas debidas a sangrados ocultos. • Enfermedad de von Willebrand: El tratamiento se basa en la administración de desmopresina para estimular la liberación del factor von Willebrand y del factor VIII desde las células endoteliales. En caso de contraindicación o falta de eficacia, se pueden administrar concentrados del factor von Willebrand (como el Wilfactin®). Los métodos físicos, como la compresión local, también pueden ser eficaces para controlar las hemorragias. • Hemofilia A: El tratamiento se basa en la administración regular de concentrados de factor VIII para prevenir las hemorragias y tratar los episodios hemorrágicos agudos. Se puede instaurar una profilaxis a largo plazo para prevenir los sangrados recurrentes y las complicaciones asociadas, como las hemartrosis. • Coagulopatías adquiridas: El tratamiento de la CID incluye el manejo de la causa subyacente, la corrección de las anomalías de la coagulación con transfusiones de plasma fresco congelado o crioprecipitados, y a veces la administración de heparina. En caso de déficits de vitamina K, la administración de vitamina K1 por vía intravenosa es esencial para corregir la deficiencia.


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