Eccema: los complementos alimenticios más eficaces

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El eccema, o dermatitis, es una afección inflamatoria de la piel muy común. Caracterizado por enrojecimiento, picor intenso y a veces supuración, esta patología presenta fases de remisión y brotes a menudo desencadenados por factores ambientales, inmunitarios o genéticos. Motiva hasta el 30 % de las consultas en dermatología. Aunque resulta incómodo, los síntomas pueden atenuarse gracias a una combinación de cuidados naturales.

¿Qué es el eccema?

El eccema se refiere a una inflamación de la piel, a menudo asociada a un mal funcionamiento de la barrera cutánea y a una reacción excesiva del sistema inmunitario. Existen varias formas de eccema, siendo la dermatitis atópica la más frecuente. Esta última afecta principalmente a los niños, aunque puede persistir en la edad adulta. El eccema de contacto, en cambio, resulta de una reacción alérgica o irritativa a sustancias específicas. El mal funcionamiento de la barrera cutánea suele deberse a mutaciones del gen filagrina, una proteína esencial para la integridad de la epidermis. Cuando esta barrera está alterada, alérgenos e irritantes penetran la piel con mayor facilidad, desencadenando una respuesta inflamatoria excesiva. Este proceso se ve amplificado por factores inmunitarios, como el aumento de las citocinas Th2, que favorecen la producción de IgE y amplifican la inflamación.

Los síntomas del eccema

Las manifestaciones del eccema varían según su tipo y su fase. Entre los síntomas más comunes se encuentran: • Placas rojas acompañadas de picor intenso, que empeoran al rascarse. • Aparición de vesículas que pueden supurar antes de formar costras. • Piel seca y engrosada en las fases crónicas, con un riesgo aumentado de grietas y dolor. Estos síntomas pueden localizarse en los pliegues cutáneos, las manos, el cuero cabelludo o incluso en todo el cuerpo en los casos severos. El impacto psicológico también es importante, ya que el eccema puede provocar incomodidad social y alterar el sueño.

¿Cómo tratar el eccema?

Los tratamientos tópicos incluyen la aplicación regular de emolientes para restaurar la barrera cutánea y reducir las irritaciones. A menudo se prescriben corticosteroides para calmar los brotes inflamatorios. Para las zonas sensibles, como el rostro o los pliegues, pueden utilizarse inhibidores de la calcineurina como el tacrolimus.Las fototerapias, como los UVB, son una opción para las formas moderadas a severas cuando los tratamientos clásicos fracasan. Ayudan a reducir la inflamación con pocos efectos secundarios. En los casos de sobreinfección, pueden ser necesarios antibióticos, pero su uso debe ser limitado para evitar resistencias.

Soluciones naturales para aliviar el eccema

El eccema, sobre todo en sus formas crónicas, puede tratarse eficazmente con soluciones naturales que permiten aliviar los síntomas al tiempo que restablecen el equilibrio interno del organismo. Al algunas plantas medicinales poseen propiedades calmantes y antiinflamatorias ideales para el eccema: • Bardana: reconocida por su efecto depurativo, ayuda a eliminar las toxinas responsables de los desequilibrios cutáneos. • Aloe vera: su gel hidrata en profundidad, favorece la cicatrización y calma las irritaciones. • Ortiga: utilizada en infusión o en aplicación local, alivia el picor. Una tisana que combine plantas como la manzanilla, las flores de saúco y el pensamiento silvestre también puede ser beneficiosa, sobre todo cuando se añade al agua del baño para calmar las lesiones. Los aceites esenciales (AE) pueden complementar en la gestión del eccema: • Aceite esencial de lavanda aspic: antiinflamatorio y regenerador, puede aplicarse diluido sobre las lesiones. • Aceite esencial de árbol de té: antibacteriano, previene las sobreinfecciones de las heridas abiertas. • Aceite esencial de manzanilla romana: calmante, reduce el picor y calma las irritaciones. Y para terminar, cuidados tópicos para proteger e hidratar la piel: • Aceites vegetales: el aceite de coco, rico en ácidos grasos, hidrata la piel y combate la inflamación. El aceite de almendras dulces, por su parte, es ideal para las zonas secas. • Manteca de karité: restaura la barrera cutánea y reduce la sensación de tirantez. • Gel de aloe vera: aplicado directamente, favorece la cicatrización de las grietas y calma las lesiones supurantes. La alimentación también juega un papel importante en el manejo del eccema. Una dieta antiinflamatoria, rica en omega-3 y en antioxidantes, ayuda a reducir los brotes. Los alimentos a evitar incluyen azúcares refinados, productos lácteos y alimentos ricos en histamina (como los tomates o el chocolate). Una suplementación con zinc, manganeso, azufre o con probióticos también puede apoyar la regeneración cutánea y fortalecer el sistema inmunitario.

# dermatitis atópica

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Probablemente eficaces

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