Deficiencia de vitamina E: los complementos alimenticios más eficaces

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La vitamina E es un antioxidante liposoluble esencial para el mantenimiento de numerosas funciones del organismo. Descubierta en 1925 por su papel en la fertilidad de los animales, pronto se la conoció como la "vitamina antisterilidad". Sin embargo, su papel va mucho más allá, especialmente en la protección de las células frente a los daños oxidativos. La vitamina E actúa neutralizando los radicales libres, preservando así las membranas celulares, los lípidos y las proteínas. Es especialmente importante para la salud de la piel, de los ojos, del corazón y del sistema inmunitario. La vitamina E se presenta en varias formas, incluidas las alfa-, beta-, gamma- y delta-tocoferoles y los tocotrienoles. El alfa-tocoferol es la forma más activa y la más absorbida por el organismo. Una vez ingerida, la vitamina E se absorbe en el intestino gracias a la presencia de lípidos y a continuación se transporta en la sangre por las lipoproteínas. Se almacena principalmente en los tejidos adiposos y en las membranas celulares de órganos como el corazón, los músculos, las glándulas y el hígado.

Síntomas de una deficiencia de vitamina E

Aunque es rara debido a la disponibilidad de vitamina E en muchos alimentos, una deficiencia puede producirse en determinadas situaciones, sobre todo en caso de malabsorción de grasas (como en la fibrosis quística, la enfermedad de Crohn o las enfermedades hepáticas). Los síntomas de la deficiencia incluyen cabello seco y lacio, trastornos neurológicos, inmunidad baja, problemas de fertilidad y un mayor riesgo de enfermedades cardíacas. La deficiencia también puede provocar hemólisis (destrucción de los glóbulos rojos), problemas de coagulación y anomalías retinianas.

Fuentes alimentarias de vitamina E

La vitamina E está principalmente presente en los aceites vegetales prensados en frío, como el aceite de germen de trigo, el aceite de girasol y el aceite de oliva. También se encuentra en los frutos secos (como las almendras y las avellanas), las semillas, las verduras de hoja verde (espinacas, kale) y los aguacates. Los productos de origen animal, como los huevos y el hígado, también contienen cantidades moderadas de vitamina E. La vitamina E es sensible a la oxidación y puede destruirse durante la cocción, el almacenamiento o el refinado de los alimentos. Las personas que consumen pocas grasas o que siguen dietas muy bajas en lípidos corren el riesgo de reducir la absorción de esta vitamina. Varias situaciones pueden agravar la deficiencia de vitamina E, como el estrés, la toma de anticonceptivos orales o de ciertos medicamentos destinados a tratar la obesidad.


Deficiencia de vitamina E : les compléments alimentaires les plus étudiés


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