Deficiencia de vitamina D: los complementos alimenticios más eficaces

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La vitamina D, a menudo denominada « vitamine du soleil », es una vitamina liposoluble única, que se distingue por sus propiedades semejantes a las de las hormonas esteroideas. Sintetizada por el organismo a partir del colesterol bajo la acción de los rayos ultravioleta (UV) del sol, desempeña un papel fundamental en la regulación de la absorción de calcio y fósforo, elementos indispensables para la salud ósea.

Función fisiológica de la vitamina D

La vitamina D interviene de manera central en la regulación del calcio y del fósforo, dos minerales esenciales para la formación y el mantenimiento de la solidez de los huesos y los dientes. Una vez sintetizada en la piel o ingerida en forma alimentaria, la vitamina D es convertida por el hígado y los riñones en su forma activa, el calcitriol. El calcitriol actúa como una hormona facilitando la absorción del calcio en los intestinos y regulando su reabsorción por los riñones. Además, la vitamina D desempeña un papel clave en la función muscular y en la modulación del sistema inmunitario, estimulando en particular la producción de catelicidina, una proteína antimicrobiana que ayuda a proteger al organismo contra las infecciones, especialmente a nivel de las vías respiratorias.

Fuentes alimentarias de vitamina D

Aunque el cuerpo humano puede sintetizar vitamina D gracias a la exposición al sol, algunas fuentes alimentarias también son cruciales para mantener niveles adecuados, especialmente durante los meses de invierno o en las regiones donde la exposición al sol es limitada. Entre las fuentes alimentarias ricas en vitamina D se encuentran los pescados grasos como el salmón, el atún y las sardinas, así como el aceite de hígado de bacalao. Los huevos, el hígado y los productos lácteos enriquecidos son también buenas fuentes. Algunos hongos expuestos a rayos ultravioleta pueden contener vitamina D2, ofreciendo una alternativa vegetal.

Consecuencias de una carencia de vitamina D

Una carencia de vitamina D puede tener graves consecuencias para la salud. Entre los síntomas y condiciones asociadas se encuentran: • Descalcificación: En el adulto, una carencia de vitamina D puede provocar debilidad ósea, dolores y una mayor fragilidad de los huesos, incluida la osteoporosis. • Raquitismo: En el niño, una deficiencia severa puede provocar raquitismo, caracterizado por una deformación de los huesos debida a una mineralización inadecuada. • Enfermedades cardiovasculares: Los niveles insuficientes de vitamina D se asocian a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión, la aterosclerosis y las enfermedades coronarias. • Diabetes tipo 2: La vitamina D participa en la regulación de la insulina, y una deficiencia podría favorecer el desarrollo de la diabetes tipo 2. • Trastornos inmunitarios y autoinmunes: Una carencia de vitamina D se asocia con un mayor riesgo de enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple, la diabetes tipo 1 y las enfermedades inflamatorias del intestino. • Cánceres: Niveles bajos de vitamina D se han relacionado con un mayor riesgo de ciertos cánceres, incluidos los de mama, próstata, colon y piel. Aunque la investigación continúa, estas asociaciones sugieren la importancia de mantener niveles adecuados de vitamina D para potencialmente reducir el riesgo de desarrollo de estas enfermedades. • Enfermedades neurodegenerativas: Algunos estudios han sugerido un vínculo entre la carencia de vitamina D y un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia. Las poblaciones en riesgo de deficiencia incluyen las personas mayores, aquellas con exposición solar limitada, las personas de piel oscura, así como quienes siguen una dieta pobre en vitamina D o padecen trastornos de absorción intestinal.

Prevención de las carencias

Para prevenir una carencia de vitamina D, es esencial combinar una exposición moderada al sol con una alimentación rica en fuentes de vitamina D. En caso de riesgo aumentado de deficiencia o si los niveles de vitamina D son insuficientes, puede ser necesaria la suplementación. Las dosis recomendadas varían en función de la edad, el estilo de vida y las necesidades individuales. Para los adultos sanos, a menudo se aconseja una suplementación de 600 a 800 UI por día, mientras que pueden ser necesarias dosis más altas para corregir una deficiencia existente.

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