COVID-19: los complementos alimenticios más eficaces
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Los coronavirus son una familia de virus que infectan a diversos huéspedes, provocando enfermedades respiratorias de leves a graves. El SARS-CoV-2, responsable de la COVID-19, se distingue por su alta contagiosidad y su capacidad para provocar formas severas de neumonía, lo que condujo a una pandemia mundial. La transmisión del SARS-CoV-2 se produce principalmente por gotículas respiratorias y aerosoles emitidos al toser, estornudar o incluso al hablar, y por el contacto directo con superficies contaminadas.
El virus SARS-CoV-2 infecta el organismo al dirigirse principalmente a las células respiratorias gracias a la proteína ACE2 (enzima convertidora de la angiotensina 2). El virus se une a los receptores ACE2, fusiona con la célula huésped, penetra y libera su ARN para replicarse, causando daños en el tejido pulmonar. Este proceso desencadena una reacción inflamatoria importante, a menudo llamada «tormenta de citocinas», que puede provocar una inflamación generalizada y dañar los órganos.
El virus SARS-CoV-2 también afecta a los glóbulos rojos al disminuir su capacidad para transportar eficazmente el oxígeno, exacerbando los síntomas respiratorios y provocando hipoxia (bajo nivel de oxígeno).
Estos fenómenos son el origen de síntomas graves como el distrés respiratorio y la inflamación sistémica en órganos como los riñones, el corazón e incluso el cerebro.
Síntomas y complicaciones
La COVID-19 puede manifestarse con tos seca, fiebre, fatiga, dolor de cabeza y dolores musculares. En algunos casos, pueden aparecer síntomas graves como dificultad respiratoria y una disminución de la saturación de oxígeno. Uno de los aspectos particularmente preocupantes de la enfermedad es el «COVID persistente», en el que los síntomas persisten varios meses después de la recuperación inicial. Los pacientes informan fatiga crónica, alteraciones cognitivas y, a veces, una alteración del olfato. Investigaciones también han puesto de manifiesto alteraciones a nivel de las células endoteliales y de la microbiota intestinal.Poblaciones en riesgo
Las personas mayores, especialmente las de más de 65 años, presentan un mayor riesgo de desarrollar formas graves de COVID-19 debido a un debilitamiento natural del sistema inmunitario relacionado con la edad. Los adultos más jóvenes con enfermedades subyacentes, como diabetes, enfermedades cardíacas, obesidad y enfermedades respiratorias crónicas, también son más propensos a sufrir complicaciones graves. Las personas inmunodeprimidas, o que siguen tratamientos inmunosupresores (por ejemplo, para trasplantes de órganos), son particularmente vulnerables. Además, algunos estudios señalan que déficits de nutrientes esenciales, como la vitamina D y el zinc, pueden alterar la respuesta inmune y aumentar la gravedad de la enfermedad.Prevención y enfoques naturales
Fortalecer la inmunidad frente a la COVID-19 se basa en varias aproximaciones naturales, combinando micronutrientes, plantas y probióticos cuya eficacia está respaldada por estudios clínicos. Un primer paso esencial consiste en evaluar y corregir las deficiencias de vitamina D, un nutriente inmunomodulador clave. La vitamina C complementa este efecto gracias a sus propiedades antioxidantes y su apoyo a la respuesta inmunitaria frente a las infecciones respiratorias. El zinc podría reducir la gravedad de la COVID-19 gracias a sus efectos antivirales, antiinflamatorios y su papel en el mantenimiento de la integridad epitelial. Los omega-3 desempeñan un papel esencial; al actuar sobre la señalización de las citocinas, podrían atenuar las reacciones inflamatorias. El selenio podría desempeñar un papel protector por su capacidad para reducir el daño pulmonar inflamatorio observado en infecciones virales, como la gripe, lo que sugiere un interés en la COVID-19. Los probióticos presentan un interés particular en este contexto. La investigación subraya la importancia de la salud intestinal, sabiendo que el 70 % de la inmunidad está ligada a la microbiota intestinal. Estudios muestran que ciertas cepas, como Lactobacillus plantarum y Lactobacillus brevis, previenen las infecciones de las células epiteliales y restauran la microbiota, esencial para apoyar la inmunidad innata y reducir los riesgos de inflamación. Finalmente, los polifenoles, presentes en el té verde, la cúrcuma y las bayas, reducen los marcadores de inflamación, como la proteína C reactiva y la interleucina-6 (IL-6), implicados en las reacciones inflamatorias observadas en la COVID-19, y también refuerzan la resistencia del organismo al estrés oxidativo.# SARS-CoV-2
La IFN-λ3 porcina mostrada en la superficie de Lactobacillus plantarum inhibe la infección por coronavirus entérico porcino en células epiteliales intestinales porcinas
Cofactores en la entrada del coronavirus
Los factores de entrada de SARS-CoV-2 están muy expresados en las células epiteliales nasales junto con genes de la inmunidad innata
COVID prolongado: principales hallazgos, mecanismos y recomendaciones
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