Nuestra microbiota, es decir, el ecosistema de organismos vivos y microscópicos presentes en nuestro sistema digestivo, interactúa dinámicamente con nuestro metabolismo.
Los descubrimientos recientes en este campo revelan que la diversidad microbiana puede desempeñar un papel crucial en la asimilación de los nutrientes y, en última instancia, en la gestión del peso.
Entonces, ¿se puede modular la composición de nuestra microbiota para favorecer la pérdida de peso?
Ahí es donde el ajuste de nuestra dieta entra en escena, ofreciendo una oportunidad fascinante para esculpir nuestra figura al nutrir juiciosamente nuestra flora intestinal. Explico todo lo que hay que saber sobre el poder de la microbiota en la pérdida de peso.
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Cómo la microbiota influye en nuestra silueta
Microbiota diversificada, nutrientes mejor asimilados
La respuesta reside en la biodiversidad y la densidad de este ecosistema microbiano.
Investigaciones muestran que las personas obesas suelen tener un microbiota menos diverso que las personas delgadas. Esta diversidad, o más bien su ausencia, puede influir en la asimilación de los nutrientes.
Por ejemplo, algunas bacterias, llamadas «súper extractoras» como las Bacteroides thetaiotaomicron, son extremadamente eficaces para extraer calorías de los alimentos.
Así, dos individuos que hayan tomado la misma comida podrían almacenar cantidades de calorías diferentes, dependiendo de su flora intestinal.
La importancia de los genes
Pero eso no es todo. Estudios recientes sugieren que la composición de nuestra microbiota podría incluso predecir nuestra propensión a la obesidad.
Los genes de nuestra microbiota, relacionados con la digestión de carbohidratos y proteínas, pueden dar pistas sobre nuestra capacidad para perder peso, como sugiere este artículo.
Por ejemplo, una flora intestinal capaz de descomponer los almidones suele asociarse con una dificultad para perder peso.
Por el contrario, la presencia de la bacteria Akkermansia muciniphila suele ser un signo de un metabolismo favorecedor de la delgadez, como muestra este estudio.
Inflamación y riesgos metabólicos
En definitiva, un desequilibrio de la microbiota puede provocar una inflamación crónica. Esto favorece el aumento de peso y aumenta el riesgo de enfermedades metabólicas.
¿La clave? Velar por la riqueza y la diversidad de nuestra microbiota para una gestión óptima de nuestro peso.
Entonces, ¿cómo cuidar nuestra microbiota para maximizar nuestros esfuerzos de pérdida de peso? Aquí tienes algunos consejos que comparto a menudo en mis consultas.

Mis consejos para reequilibrar la microbiota de cara a una pérdida de peso
Adaptar la alimentación para influir directamente en la microbiota
Para influir positivamente en la composición de la microbiota, recomiendo modular la alimentación.
Al ajustar nuestra alimentación, no solo modulamos las poblaciones bacterianas de nuestro intestino, sino que algunos expertos creen incluso que esto podría orientarnos hacia una flora que favorezca la pérdida de peso.
Mis consejos de nutrición
Las fibras alimentarias son las mejores aliadas de su microbiota. Alimentan a las bacterias beneficiosas y favorecen su crecimiento.
Integre más verduras, frutas y cereales integrales variando las fuentes a diario.
Los azúcares rápidos consumidos a diario deterioran su equilibrio intestinal. Los refrescos, los caramelos, la bollería, los helados y los platos industriales favorecen el crecimiento de bacterias perjudiciales para su microbiota y su figura.
🎧 Escuchar nuestro podcast | Las fibras: modo de empleo
Una suplementación personalizada
La toma de complementos alimenticios que contienen probióticos y prebióticos puede ayudar a reequilibrar su microbiota.
Sin embargo, no todas las cepas son universales. Las cepas “que funcionan” serán diferentes de una persona a otra.
Tomar un probiótico es como enviar una carta certificada a nuestra microbiota. Solo si las cepas probióticas no se expresan con los mismos códigos que sus bacterias intestinales, entonces el efecto será menor. No dude en explorar diferentes cepas.
Los prebióticos como la inulina, los fructo-oligosacáridos (FOS), los galacto-oligosacáridos (GOS), los xilooligosacáridos (XOS), la pectina, la goma de acacia, la lactulosa, los almidones resistentes y los beta-glucanos alimentan su microbiota. Es un fertilizante.
Es útil elegir el o los prebióticos adecuados para estimular “buenas bacterias”. Aquellas que necesita reforzar.

