La flora intestinal, más que un mero residente de nuestro sistema digestivo, es una comunidad microbiana dinámica, esencial para nuestro bienestar. Se encuentra en el corazón de numerosas funciones corporales, orquestando una danza compleja con nuestra digestión, nuestra inmunidad… E incluso nuestro estado de ánimo.
Cuando perturbadores como los antibióticos, el estrés o una alimentación desequilibrada entran en escena, esa armonía se ve alterada.
En el programa: hinchazón abdominal (incluso después de beber un vaso de agua), problemas cutáneos, fatiga crónica, trastornos digestivos, micosis o cistitis recurrentes. Son ejemplos recurrentes de lo que veo en la farmacia.
Pero ¿cuánto tiempo se necesita para restaurar esta microbiota compleja? ¿Y cuáles son las mejores estrategias para acelerar este proceso? Le explico todo lo que hay que saber sobre la reconstrucción de su microbiota.
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La reconstrucción de la microbiota
Un período de transición de 3 a 6 meses
Según algunos estudios, el microbioma puede tardar entre 3 y 6 meses en recuperarse después de una alteración. Sin embargo, la gravedad y la naturaleza de la alteración pueden influir significativamente en ese plazo.
Por ejemplo, infecciones invernales o una infestación por oxiuros pueden provocar cambios temporales en la composición del microbioma intestinal.
Mientras que la diarrea del viajero, también llamada tourista, puede provocar alteraciones prolongadas y más graves, como muestra este artículo.
En el caso extremo de una infection nosocomiale debida a una cepa multirresistente de Clostridium difficile, puede resultar necesario un trasplante fecal para lograr una remisión total. Es lo que menciona este equipo.
Acompañar la resiliencia de su flora
En consulta, siempre hablo de la modulación del microbioma. Gracias al ajuste de los hábitos alimentarios hacia una nutrición más rica en prebióticos, se puede influir positivamente en su microbioma.
La «dieta del microbioma» del Dr. André Burckel es un excelente ejemplo de este enfoque.
Los prebióticos, al proporcionar sustratos nutritivos a las bacterias beneficiosas del intestino, pueden ayudar a restaurar un equilibrio sano del microbioma tras una alteración.
¿Qué perturba nuestra flora intestinal?
Lo que comemos
Todo lo que ingerimos interactúa con nuestro sistema digestivo de una u otra manera. Algunos medicamentos actúan sobre la microbiota, mientras que otros son como un tsunami para nuestra flora, especialmente los antibióticos. Esta publicación lo demuestra.
Algunos gérmenes intestinales aceleran el tránsito tras haber atacado las barreras intestinales. La tourista, algunas variantes del SARS-CoV-2, el virus de la gastroenteritis y muchos otros.
El impacto de una alimentación desequilibrada es muy importante. Los refrescos, los platos industriales y los aditivos como el E407 carragenanos (en los chocolates, helados, pasteles) son como invasores para nuestra flora. Este artículo lo explica bien.
Factores ambientales
El estrés y las presiones sociales influyen en nuestra salud digestiva.
A menudo recomiendo a mis pacientes privilegiar una comida ligera después de un choque emocional. El cuerpo necesita cierto tiempo para recuperarse, lo que puede afectar temporalmente la capacidad de digestión.
Prueben la experiencia, coman la misma comida, una en situación de calma en la que saborean su comida, la otra en situación de estrés con el reloj en la mano. Resultado: después de la comida bajo presión, estarán hinchados, quizá incluso con pesadez estomacal o reflujo.
En el día a día, estas dificultades digestivas favorecen una mala flora intestinal. A largo plazo, su salud puede verse afectada.
La contaminación del aire, del agua o incluso de nuestros alimentos introduce en nuestro cuerpo partículas finas que se infiltran por todas partes. Incluso en nuestro estómago, como muestra este estudio.

¿Qué probióticos para reconstruir la flora intestinal?
Elegir probióticos a medida
Los probióticos son frecuentemente presentados como los salvadores de nuestra flora intestinal. ¿Es realmente así?
Estudios muestran que pueden ayudar a restaurar la flora intestinal, sobre todo tras un tratamiento con antibióticos. ¡Pero cuidado al elegirlos!
Gracias a los probióticos, este equipo ha limitado la implantación de bacterias multirresistentes en la microbiota.
Este estudio revela la importancia crucial de elegir probióticos a medida para proteger nuestro intestino, sobre todo después de un tratamiento con antibióticos.
Dos cepas específicas para reconstruir la flora intestinal
Tras una infección intestinal, el Lactobacillus reuteri puede resultar valioso gracias a sus propiedades antisépticas naturales, como lo indica este artículo.
Saccharomyces boulardii es un probiótico terapéutico para proteger la flora. Ha demostrado, en este metaanálisis, su eficacia en la prevención de la diarrea asociada a los antibióticos y de la diarrea del viajero, la reducción de los efectos secundarios del tratamiento contra Helicobacter pylori, y la prevención de la diarrea relacionada con la nutrición enteral en adultos.
Caso particular: el trasplante fecal
En los casos extremos de infecciones recurrentes debidas a Clostridioides difficile, un enfoque más radical como eltrasplante de microbiota fecal (FMT) puede contemplarse.
Este procedimiento consiste en transferir la microbiota de un donante sano al paciente, permitiendo así restablecer una flora intestinal diversificada y contrarrestar la invasión de bacterias perjudiciales como observó este equipo de investigadores.
Mis consejos para ayudar a su flora a reconstruirse rápidamente
Le aconsejo, en primer lugar, incorporar fibra en sus platos. Frutas, verduras, cereales integrales (y aún mejor si sus féculas se cocinan con antelación y se enfrían en la nevera). Nuestra flora adora estos cuidados en cada comida.
Tenga cuidado con las grasas y los azúcares rápidos presentes en sus alimentos. Pueden desequilibrar su microbiota. El azúcar rápido, procesado, presente en los platos industriales y en los refrescos, es una catástrofe para la microbiota, como muestra este artículo.
Como complemento, los probióticos pueden ayudar, pero no sustituirán una buena alimentación. Los alimentos fermentados como el chucrut o el kéfir los contienen de forma natural.
Consuma buenas proteínas porque son la base de construcción de nuestras enzimas digestivas. Las fuentes animales deben limitarse a 500 g por semana.
También puede optar por complementos alimenticios bien seleccionados para reforzar las bacterias positivas de nuestra microbiota intestinal.
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