Proteasa: beneficios, posología, contraindicaciones

Las enzimas proteolíticas son una familia de enzimas que hidrolizan los enlaces peptídicos en las proteínas o péptidos. Las enzimas proteolíticas están presentes en todos los tejidos, en las membranas celulares, el citoplasma y los orgánulos individuales. Estas enzimas pueden ser endopeptidasas, que hidrolizan los enlaces peptídicos en el interior de la proteína, o exopeptidasas, que clivan los aminoácidos terminales. Las enzimas proteolíticas difieren según el tamaño del sustrato que degradan, el número y los tipos de aminoácidos que clivan, su pH óptimo de actividad y su localización en el organismo. En el organismo, las enzimas proteolíticas desempeñan numerosos papeles, entre ellos la degradación de las proteínas intracelulares, el control de los péptidos fisiológicamente activos, la presentación y el reconocimiento de antígenos en el marco de la respuesta inmunitaria celular, el remodelado y la función muscular, la renovación del colágeno, la digestión, la coagulación de la sangre... Las alteraciones patológicas de la actividad de las enzimas proteolíticas provocan inflamación, lesiones y pérdida muscular. Además, los cambios en la actividad de las enzimas proteolíticas son, al menos parcialmente, responsables de las modificaciones del desarrollo muscular que se producen tanto como beneficios como efectos secundarios de ciertos fármacos. La actividad de un gran número de proteasas está controlada por inhibidores celulares. Una actividad inapropiada o patológica desempeña un papel en diversos trastornos, entre ellos la inflamación de las articulaciones, la degradación de los músculos, incluida la caquexia y la sarcopenia, los trastornos pulmonares y la demencia. Las enzimas proteolíticas, como enzimas que descomponen las proteínas presentes en el cuerpo o en la piel, se consumen para favorecer la digestión o la degradación de las proteínas implicadas en el dolor y la inflamación.