DMAE: complementos alimenticios más eficaces

La degeneración macular relacionada con la edad, más comúnmente conocida como DMAE, es una enfermedad ocular que provoca una pérdida progresiva de la visión central. Afectando principalmente a personas mayores de 50 años, la DMAE puede, en su forma avanzada, conducir a una ceguera parcial o incluso total. La DMAE resulta de la deterioración de la mácula, la parte central de la retina. Esta zona, rica en fotorreceptores (conos y bastones), es esencial para una visión nítida y precisa, imprescindible para leer, reconocer rostros y ver los detalles. Con la edad, las células de la mácula se vuelven vulnerables a los ataques de los radicales libres, en particular debido a la acumulación de un pigmento llamado lipofuscina. Este último contiene un compuesto tóxico, el A2E, que, cuando se expone a la luz azul, genera radicales libres destructivos para las células retinianas.

Los dos tipos de DMAE

DMAE atrófica (seca) Esta forma representa aproximadamente el 85 a 90 % de los casos. Evoluciona lentamente y provoca una deterioración progresiva de la visión. Los depósitos de lípidos amarillos, llamados drusas, aparecen en la retina y dañan progresivamente las células. Esta forma se manifiesta en tres estadios: estadio precoz, donde algunas drusas están presentes sin un impacto significativo en la visión. Estadio intermedio: la visión se vuelve borrosa, necesitando más luz para leer. Estadio avanzado: la destrucción de las células se extiende, dificultando la lectura y el reconocimiento de rostros. DMAE exudativa (húmeda) Es la forma más severa, que progresa rápidamente y puede ocasionar una ceguera parcial. Se caracteriza por la formación de neovasos bajo la retina, que pueden sangrar o filtrarse, provocando cicatrices y pérdidas visuales súbitas. Esta forma requiere atención urgente.

Síntomas y diagnóstico de la DMAE

Los síntomas de la DMAE incluyen una visión central borrosa, dificultades para reconocer rostros y la percepción de líneas rectas como onduladas (metamorfopsias). En los estadios avanzados, pueden aparecer áreas oscuras o vacías, llamadas "escotomas", en el centro del campo visual. Para diagnosticar la DMAE se realizan los siguientes exámenes: • Medición de la agudeza visual: evaluación de la capacidad para ver de cerca y de lejos. • Exploración del fondo del ojo: búsqueda de drusas o de zonas de atrofia. • Angiografía: permite identificar los neovasos y las posibles fugas de líquido. • Prueba de la cuadrícula de Amsler: detecta las distorsiones de la visión central.

Factores de riesgo de la DMAE

Varios factores pueden aumentar el riesgo de DMAE, entre ellos: • La edad: el riesgo aumenta significativamente después de los 50 años. • Sexo: las mujeres parecen verse más afectadas que los hombres. • Predisposición genética. • Exposición a la luz azul y al sol, que puede causar daños oxidativos en la retina. • Tabaquismo: multiplica por cinco el riesgo de desarrollar DMAE. • Sobrepeso y obesidad: en particular con una acumulación de grasa abdominal, asociados a la forma exudativa. • Inflamación y niveles elevados de homocisteína, que están relacionados con un aumento del riesgo.

Prevención

La prevención de la DMAE se basa en la adopción de buenos hábitos: • Proteger los ojos del sol con gafas dotadas de filtros UV. • Dejar de fumar, ya que el tabaquismo es un factor de riesgo importante. • Seguir una alimentación rica en antioxidantes: estudios han demostrado que un consumo elevado de vitaminas C y E, de zinc, así como de luteína y zeaxantina, protege la mácula y ralentiza la progresión de la DMAE. La luteína y la zeaxantina ayudan a mantener la densidad del pigmento macular. Las opciones de tratamiento varían en función del tipo de DMAE: • DMAE seca: no existe un tratamiento curativo, pero ayudas visuales y programas de rehabilitación visual pueden mejorar la calidad de vida. • DMAE húmeda: las inyecciones de anti-VEGF (factores de crecimiento endotelial vascular) son el enfoque terapéutico principal. Bloquean el crecimiento de neovasos y pueden estabilizar, e incluso mejorar, la visión en ciertos casos. Estudios como AREDS y AREDS2 también han confirmado que suplementos nutricionales pueden ralentizar la progresión de la DMAE. En AREDS2, reemplazar el beta-caroteno por la luteína y la zeaxantina mostró una mayor eficacia, especialmente en fumadores para los que el beta-caroteno suponía riesgos. Para completar, algunos nutrientes son beneficiosos para la prevención de la DMAE: • Vitaminas C y E: antioxidantes potentes que protegen las células oculares de los radicales libres. • Zinc: esencial para el mantenimiento de la salud retiniana. • Omega-3: sus propiedades antiinflamatorias y su papel en la estructura celular los convierten en aliados para la salud ocular. La DMAE es una enfermedad degenerativa que puede impactar considerablemente la calidad de vida. Identificando los signos tempranos y adoptando las medidas de prevención eficaces mencionadas, es posible ralentizar su progresión.