Salud ósea: complementos alimenticios más eficaces

La salud ósea se basa en un equilibrio dinámico entre la formación y la resorción del tejido óseo, un proceso llamado remodelado óseo. Esta renovación constante está regulada por los osteoblastos, responsables de la formación ósea, y los osteoclastos, que se ocupan de la resorción. Este proceso está influenciado por factores hormonales, nutricionales y mecánicos. La densidad mineral ósea (DMO) es un indicador clave de la salud ósea. Se mide mediante absorciometría dual de rayos X (DXA). Este examen evalúa la cantidad de minerales contenidos en los huesos, lo que permite diagnosticar patologías como la osteoporosis. Una DMO inferior a 2,5 desviaciones estándar respecto a la media de los adultos jóvenes indica fragilidad ósea y riesgo de fracturas. El tejido óseo está sostenido por una red vascular que garantiza el aporte de nutrientes y oxígeno. Una buena vascularización es esencial para la osteogénesis, particularmente durante las fases de crecimiento o tras una fractura. El ejercicio físico regular estimula el remodelado y mejora la microarquitectura ósea. El debilitamiento óseo, a menudo debido a déficits hormonales, deficiencias de calcio o de vitamina D, o al sedentarismo, aumenta el riesgo de fracturas. Las fracturas más frecuentes son las de cadera, muñeca y vértebras. Las estrategias de prevención incluyen una dieta rica en calcio, la exposición al sol para la síntesis de vitamina D y ejercicios adecuados.