Salud de la piel: los complementos alimenticios más eficaces

La piel, el órgano más grande del cuerpo humano, desempeña un papel esencial de protección frente a las agresiones exteriores, a la vez que cumple funciones de termorregulación, de sensación y de inmunidad. Una piel sana suele ser suave, tersa, hidratada y sin lesiones aparentes, con un color homogéneo. Sin embargo, este estado es cada vez menos frecuente debido a carencias de ácidos grasos esenciales como el ácido linoleico y el ácido linolénico. En el rostro, es habitual observar una alternancia de zonas secas y zonas más grasas. La caspa está relacionada con la proliferación de hongos, mientras que las verrugas son de origen viral. Muchas afecciones cutáneas tienen su origen en carencias de vitaminas, oligoelementos o en un desequilibrio psicosomático. Estas manifestaciones pueden reflejar una mala higiene de vida. Entre estas afecciones también se encuentran las micosis, así como condiciones como el eccema, la psoriasis o un aumento del número de lunares. El conjunto de estas señales puede interpretarse como signos de un envejecimiento prematuro de la piel. La prevención de los problemas cutáneos se basa en una hidratación diaria con productos adecuados que permitan reforzar la barrera lipídica y mantener la elasticidad de la piel. Los tratamientos enriquecidos en ceramidas, en ácidos grasos esenciales o en polisacáridos procedentes de plantas ricas en mucílagos, como la malva o la avena, aportan un apoyo eficaz. Además, aportes nutricionales adecuados de zinc, cobre, silicio y antioxidantes como las vitaminas C y E siguen siendo esenciales para la salud de la piel.