Artritis reumatoide: los suplementos alimenticios más eficaces

La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente a las articulaciones, pero que también puede afectar a otros órganos. Es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el sistema inmunitario, que debería proteger al organismo, ataca por error a los tejidos sanos. Esta patología provoca una inflamación persistente que causa dolor, hinchazón y, a la larga, destrucción de las articulaciones. Sin tratamiento, puede conducir a deformidades articulares y a una discapacidad significativa, con repercusiones en la calidad de vida de los pacientes.

Fisiopatología

La artritis reumatoide resulta de un desajuste complejo del sistema inmunitario. Este proceso comienza cuando ciertas células inmunitarias, llamadas células presentadoras de antígenos, activan linfocitos específicos (los linfocitos T). Estos últimos orquestan una cascada de reacciones inflamatorias liberando sustancias, llamadas citoquinas, que amplifican la inflamación. Estas citoquinas incluyen la interleucina 1, la interleucina 6 y el factor de necrosis tumoral alfa, mensajeros químicos responsables del ataque contra los tejidos articulares. La inflamación crónica afecta principalmente a la membrana sinovial, una fina capa de tejido que recubre las articulaciones. Esta inflamación provoca dos fenómenos principales: • Una proliferación excesiva de las células de la membrana sinovial, que forma un tejido anormal llamado pannus, capaz de erosionar el cartílago y el hueso. • Una acumulación de líquido sinovial, responsable de la hinchazón y del dolor. • Con el tiempo, esta inflamación persistente destruye las estructuras articulares, impidiendo su reparación natural. Este proceso no se limita a las articulaciones y puede extenderse a otros tejidos, como los tendones o los cartílagos adyacentes.

Factores etiológicos

La artritis reumatoide es una enfermedad multifactorial. • Factores genéticos La presencia de ciertos genes, especialmente los relacionados con el sistema HLA (antígeno leucocitario humano), está fuertemente asociada con la enfermedad. Estos genes influyen en la respuesta inmunitaria y aumentan el riesgo de desarrollar artritis reumatoide. • Factores ambientales El tabaco es uno de los principales factores de riesgo ambientales, favoreciendo la aparición de la enfermedad en personas predispuestas genéticamente. Algunas infecciones también pueden desempeñar un papel desencadenante. • Factores hormonales La enfermedad afecta aproximadamente cuatro veces más a mujeres que a hombres, lo que sugiere la implicación de las hormonas sexuales, especialmente en periodos como la menopausia. • Factores inmunológicos Una desregulación del sistema inmunitario, caracterizada por una producción excesiva de anticuerpos dirigidos contra los propios tejidos del organismo, está en el núcleo del desarrollo de la enfermedad.

Síntomas

Los síntomas de la artritis reumatoide suelen evolucionar en brotes inflamatorios, intercalados con períodos de remisión parcial. • Dolor articular : El dolor, a menudo simétrico, afecta a las pequeñas articulaciones de las manos, las muñecas y los pies. Es más intenso por la mañana y se acompaña de rigidez prolongada. • Hinchazón articular : Las articulaciones se vuelven hinchadas, calientes y sensibles. Con el tiempo, estas hinchazones pueden provocar deformidades irreversibles. • Fatiga y fiebre : Estos síntomas generales suelen acompañar los brotes inflamatorios. • Manifestaciones extraarticulares : La artritis reumatoide puede afectar a otros órganos, provocando nódulos subcutáneos, sequedad ocular y bucal (síndrome de Gougerot-Sjögren), afectación pulmonar o cardiaca, y vasculitis. Sin tratamiento, la destrucción progresiva de las articulaciones puede provocar una discapacidad grave, dificultando las actividades cotidianas como vestirse o cocinar.

Complicaciones

Las complicaciones de la artritis reumatoide incluyen : • Destrucción articular : La erosión del hueso y del cartílago conduce a deformidades y a una pérdida de movilidad. • Riesgos cardiovasculares : La inflamación crónica aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares y de enfermedades coronarias. • Infecciones : Los tratamientos inmunosupresores aumentan la susceptibilidad a infecciones bacterianas y virales. • Complicaciones pulmonares : Las neumopatías intersticiales difusas son frecuentes.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en un conjunto de criterios clínicos, biológicos y radiológicos. • Criterios clínicos : Hinchazón articular, rigidez matinal de más de una hora, dolor persistente. • Criterios biológicos : Presencia de marcadores inflamatorios (proteína C reactiva elevada, velocidad de sedimentación) y de autoanticuerpos (factor reumatoide y anticuerpos anti-péptidos citrulinados). • Imágenes : Las radiografías pueden revelar erosiones óseas y desmineralización de las articulaciones. Un diagnóstico precoz es crucial para prevenir los daños irreversibles y optimizar el manejo.

Tratamiento

El manejo de la artritis reumatoide se basa en varios ejes terapéuticos : • Tratamientos de base : Los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD, por sus siglas en inglés) sintéticos (como el metotrexato) y biológicos (como los inhibidores del factor de necrosis tumoral, TNF) son los principales tratamientos. Su objetivo es controlar la inflamación y prevenir el daño articular. • Tratamientos sintomáticos : Antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y corticosteroides para controlar los síntomas agudos. • Enfoques no farmacológicos : Fisioterapia, terapia ocupacional, educación terapéutica y, a veces, cirugía. • Vigilancia de las comorbilidades : En particular, la gestión de los riesgos cardiovasculares, la prevención de las infecciones y el seguimiento de la osteoporosis son esenciales para mejorar el pronóstico global.