Enfermedades autoinmunes: los complementos alimenticios más eficaces

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Las enfermedades autoinmunes son patologías en las que el sistema inmunitario de una persona ataca sus propias células y tejidos, reconociéndolos por error como elementos extraños. Esta reacción autoinmune se caracteriza por la producción de autoanticuerpos o por la activación de linfocitos T dirigidos contra autoantígenos, es decir, antígenos que normalmente están presentes en el organismo​.

Fisiopatología

La fisiopatología de las enfermedades autoinmunes implica una serie de mecanismos inmunitarios aberrantes. Los autoanticuerpos o las células T autorreactivas desempeñan un papel central en el proceso patológico. Estos elementos pueden inducir una inflamación local, dañar los tejidos y favorecer la presentación de otros autoantígenos, ampliando así la especificidad de la respuesta autoinmune​. En algunos casos, los autoanticuerpos son directamente responsables de los daños, como ocurre en la miastenia o en la enfermedad de Basedow. En otros casos, las células T autorreactivas infiltran los órganos diana y desencadenan una inflamación que contribuye a la progresión de la enfermedad, como se observa en la diabetes tipo 1 y la artritis reumatoide​.

Clasificación

Las enfermedades autoinmunes pueden clasificarse en dos grandes categorías: específicas de órganos y sistémicas. En el primer caso, las enfermedades afectan a un solo órgano o a un grupo de órganos, como la tiroiditis de Hashimoto (tiroides) o la diabetes tipo 1 (páncreas). Las enfermedades sistémicas, en cambio, afectan a varios órganos o sistemas a la vez, como el lupus eritematoso sistémico​.

Diagnóstico

El diagnóstico de las enfermedades autoinmunes se basa a menudo en la detección de autoanticuerpos específicos. Por ejemplo, los anticuerpos antinucleares están típicamente presentes en el lupus, mientras que los anticuerpos anti-tiroperoxidasa son característicos de la tiroiditis de Hashimoto. La presencia de estos autoanticuerpos, asociada a signos clínicos específicos, permite confirmar el diagnóstico​. Además, técnicas modernas como la inmunofluorescencia indirecta y los ensayos inmunoenzimáticos permiten detectar y cuantificar estos autoanticuerpos, ofreciendo así herramientas valiosas para el manejo.

Tratamiento

El objetivo del tratamiento suele ser controlar la progresión de la enfermedad, gestionar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Los tratamientos inmunosupresores, como los corticosteroides, la ciclosporina o la azatioprina, se usan habitualmente. En ciertos casos, se están desarrollando tratamientos más específicos, como la inducción de la tolerancia inmunitaria mediante péptidos autoantigénicos.


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