Hiperplasia benigna de la próstata: complementos alimenticios más eficaces

La hiperplasia prostática benigna (HPB), también llamada adenoma de próstata, es un aumento no canceroso del volumen de la próstata. Afecta principalmente a hombres de edad avanzada, con una prevalencia que aumenta después de los 40 años, llegando hasta un 40 % de los hombres después de los 70 años. La HPB suele estar relacionada con cambios hormonales debidos a la edad, en particular con un aumento de la producción de dihidrotestosterona (DHT), un derivado de la testosterona que estimula la proliferación de las células prostáticas. Este crecimiento prostático ejerce presión sobre la uretra, provocando síntomas urinarios molestos como dificultad para orinar y necesidad frecuente de orinar.

Causas de la HPB

El desarrollo de la HPB está principalmente influenciado por cambios hormonales relacionados con la edad, en particular por un aumento de la dihidrotestosterona (DHT), un derivado de la testosterona. La DHT estimula la proliferación de las células prostáticas, provocando una hipertrofia progresiva de la próstata. La conversión de la testosterona en DHT es facilitada por la enzima 5-alfa-reductasa, un objetivo frecuente de los tratamientos farmacológicos contra la HPB. Además, el aumento de los estrógenos en hombres mayores, debido a la conversión de la testosterona por la enzima aromatasa, también puede contribuir a este crecimiento.

Síntomas

Los síntomas de la HPB están principalmente relacionados con la obstrucción uretral provocada por el crecimiento de la próstata. Pueden dividirse en dos categorías: • Síntomas obstructivos: dificultad para iniciar la micción, disminución del flujo urinario, sensación de vaciado incompleto de la vejiga. • Síntomas irritativos: ganas frecuentes de orinar, necesidad urgente de orinar, especialmente por la noche. Estos síntomas pueden evaluarse mediante el Índice Internacional de Síntomas Prostáticos (IPSS), un cuestionario que permite valorar la severidad de los trastornos urinarios y su impacto en la calidad de vida. Este índice ayuda a los médicos a decidir el tratamiento a emplear.

Diagnóstico

El diagnóstico de la HPB se basa en varias etapas. El médico comienza con una entrevista para evaluar las molestias percibidas, a menudo utilizando el índice IPSS. A continuación, se realiza un examen clínico, en particular el tacto rectal, que permite palpar la próstata para evaluar su tamaño y consistencia. Pruebas complementarias como la ecografía renovesicoprostática, la flujometría urinaria, así como la determinación del PSA (antígeno prostático específico) permiten excluir un cáncer de próstata u otras patologías.

Tratamientos

El tratamiento de la HPB se ajusta en función de la gravedad de los síntomas. Puede incluir cambios en el estilo de vida, tratamientos farmacológicos o intervenciones quirúrgicas en los casos más severos. • Medidas higiénico-dietéticas: Se recomienda aumentar el consumo de fibra para evitar el estreñimiento, reducir el alcohol y las especias que pueden irritar la vejiga, y mantener una actividad física regular. • Medicamentos: Los alfa-bloqueantes, como Urorec o Silodyx, facilitan el flujo de la orina al relajar los músculos de la próstata y la vejiga. Los inhibidores de la 5-alfa-reductasa, como Avodart, reducen el volumen de la próstata al bloquear la conversión de la testosterona en DHT. Finalmente, extractos de plantas como Permixon se utilizan a veces, aunque su eficacia es variable. • Tratamientos combinados: La asociación de un alfa-bloqueante con un inhibidor de la 5-alfa-reductasa suele ser más eficaz que la monoterapia para reducir los síntomas y prevenir complicaciones. • Tratamientos quirúrgicos: Cuando los medicamentos no son suficientes o si la próstata es muy voluminosa, se pueden considerar intervenciones como la resección transuretral de la próstata (RTUP) o la adenomectomía. Para los casos menos graves, los tratamientos con láser o la termoterapia son alternativas menos invasivas.