Enfermedad de Alzheimer: complementos alimenticios más eficaces

La enfermedad de Alzheimer es una afección neurodegenerativa que se manifiesta por un deterioro progresivo de las funciones cerebrales, provocando pérdidas de memoria, dificultades cognitivas y una pérdida progresiva de la autonomía. Afecta principalmente las conexiones entre las neuronas y altera funciones esenciales como la memoria, el lenguaje, el razonamiento y la atención. En ausencia de tratamiento, la enfermedad evoluciona hacia un declive severo de todas las capacidades cognitivas y conductuales.

Causas

Los orígenes de la enfermedad de Alzheimer son tanto genéticos como ambientales. A nivel biológico, se caracteriza por dos tipos de lesiones cerebrales principales: la acumulación de placas amiloides en el exterior de las neuronas y la formación de ovillos neurofibrilares, compuestos por proteínas tau anormalmente fosforiladas, en el interior de las células nerviosas. Estos depósitos tóxicos alteran la comunicación entre las neuronas, provocando su muerte y causando una atrofia cerebral progresiva. Los factores ambientales, en particular la alimentación y las carencias nutricionales, también desempeñan un papel en el desarrollo de la enfermedad. Un consumo excesivo de azúcar, por ejemplo, favorece la enfermedad de Alzheimer. Además, las carencias de vitaminas B6, B9 (ácido fólico) y B12, esenciales para el metabolismo neuronal, pueden agravar el deterioro cognitivo al aumentar los niveles de homocisteína, un aminoácido potencialmente neurotóxico.

Síntomas

La enfermedad de Alzheimer progresa en varias etapas, comenzando generalmente con problemas de memoria a corto plazo, antes de afectar otros aspectos cognitivos. Los síntomas incluyen: • Olvidos frecuentes (especialmente de eventos recientes). • Dificultades para encontrar las palabras o para realizar tareas cotidianas. • Pérdida de la orientación espacial y temporal. • Cambios de humor, como irritabilidad, agresividad o depresión. • Un declive de las funciones motoras y la pérdida de la capacidad para reconocer rostros familiares en las fases avanzadas. En las fases posteriores, la enfermedad de Alzheimer provoca una incapacidad total para realizar tareas simples, como comer o desplazarse. Los pacientes a menudo se vuelven incontinentes y pueden desarrollar complicaciones graves como infecciones, caídas frecuentes e inmovilización prolongada que aumenta el riesgo de neumonía o de úlceras por presión.

Tratamiento

El tratamiento tiene como objetivo tratar los síntomas cognitivos y compensar el déficit colinérgico importante en los pacientes con enfermedad de Alzheimer, pero no puede curar la enfermedad. Actualmente, cuatro medicamentos están en el mercado: Donepezilo (Aricept), Rivastigmina (Exelon), Galantamina (Reminyl) y Memantina (Ebixa). Estos medicamentos actúan aumentando la cantidad del neurotransmisor acetilcolina a nivel de las sinapsis.

Prevención

La prevención de la enfermedad de Alzheimer se basa en un estilo de vida saludable, con especial atención a los factores de riesgo cardiovascular. Algunas medidas pueden contribuir a ralentizar la aparición o la progresión de la enfermedad: • Alimentación equilibrada : Una dieta de tipo mediterráneo, rica en verduras, frutas, pescados, frutos secos y aceite de oliva, y pobre en azúcares refinados y grasas saturadas, está asociada a una mejor salud cognitiva. • Ejercicio físico regular : Una actividad física moderada pero regular ayuda a mantener una buena circulación sanguínea hacia el cerebro. • Estimulación cognitiva y social : Mantener actividades intelectuales (lectura, juegos) y sociales favorece la plasticidad neuronal. • Control de los factores de riesgo vascular : El manejo de la hipertensión, la diabetes y el colesterol reduce el riesgo de aparición de la enfermedad. • Vitaminas B6, B9 y B12 : Estas vitaminas juegan un papel crucial en el buen funcionamiento cerebral y deben vigilarse para evitar las carencias.